Sobre el silencio

Lo primero necesario para una vida más humana … es redescubrir el valor, o mejor, la centralidad del Silencio. «Al principio ya existía la Palabra», nos dicen muchas culturas africanas, asiáticas y europeas. Pero ninguna de ellas, que yo sepa, afirma que la Palabra sea el Principio. El Principio es el Silencio, el Vacío, el No-ser, el Abismo, la Oscuridad, o tantos otros símbolos de muchas otras tradiciones.

No es necesario decir que me refiero al Silencio del que surge al Principio la Palabra. La palabra no es el silencio, tampoco es la interpretación del silencio. La palabra tiene su autonomía; pero la palabra auténtica surge del silencio , precisamente «rompiéndolo», yendo más allá, superándolo —lo cual en el lenguaje tradicional se expresa diciendo que la Palabra es el Sacrificio del Silencio— . El Silencio no habla, no dice nada, pero deja decir, hace decir —inspira la palabra, porque mora en ella—. El Silencio no interpreta, pero, cuando somos conscientes de él, nos invita a interpretarlo. Y este es un punto basilar y difícil, mejor dicho, imposible de explicar, porque el Silencio es simple (simplex), no puede explicarse, y los pliegues son de por sí sonoros y, además, pueden ser muchos. El Silencio es Libertad, precisamente porque no-es, no es todavía nada y (por lo tanto) puede serlo todo.

Más explícitamente, quien no vive el Silencio, quien no ha tenido experiencia de él, quien no lo ha surcado existencialmente, no puede ser tolerante; será rígido y, por lo tanto, se sentirá infeliz si las cosas no van como «hubiera querido» o como «piensa» que deberían ir. Lo cual significa que la experiencia del Silencio forma parte de la base de la libertad, del pluralismo, de la tolerancia y de la felicidad. Quien vive el Silencio sabe que las cosas pueden decirse, hacerse y pensarse de muchas maneras. El Silencio no ejerce violencia en las cosas, las pone en su sitio, situs —término con el que está emparentado etimológicamente (σιγή, sigē)—.

Cuando casi todas las tradiciones recomiendan el Silencio, no nos están dando un consejo moral para que no hagamos mucho ruido y continuemos siendo humildes y no molestemos a los demás. Nos están diciendo algo más. Nos invitan a encontrarnos a nosotros mismos, para que intentemos descubrir el Silencio originario del que procedemos. La última línea de la carta de Platón (la XIII, a Dionisio, tirano de Siracusa) acaba con tres palabras: καὶ αὐτὸϚ ἴσθι (kai autos isthi, ¡y sé siempre tú mismo!).

El «noble silencio» es la virtud fundamental del monje, dice Buddha. «El monje o habla a Dios o habla de Dios», dice un aforismo cristiano —¡un Dios, sin embargo, que está en todas partes!— , «también entre los pucheros» (santa Teresa de Jesús). «El sabio es silencioso», afirma el taoísmo. El perfecto, el muni, no habla, proclama el jainismo. «Las palabras del sabio se oyen mejor en silencio (en la tranquilidad)», dice el Eclesiastés [Cohélet] (cf. Ecl 9,17), y cuando el viejo Darwin debe dar su parecer sobre un joven candidato, tras el coloquio académico de rigor, exclama: «¡Cómo queréis que dé mi opinión, si desde que ha venido a verme no ha hecho más que hablar!».

El silencio no es el resultado de la represión de la palabra; no se trata de silenciar las preguntas que nos preocupan. El Silencio es anterior, originario y originante; no es el resultado de nada. Originante de todo lo que surgirá espontáneamente de nosotros si el corazón es puro y la mente está limpia y libre de prejuicios. «Cuando vayáis a dar testimonio de mí no os preocupéis primero por lo que debáis decir —afirma la Escritura cristiana—, en caso contrario frenaríais al Espíritu» (cf. Mt 10,18-19). Todo esto practican, o a ello aspiran, los monjes. El arquetipo es este, pero no reside ahí su última palabra, como afirma el Dhammapada: «No por guardar silencio se hace uno sabio…».

Cuanto sigue no es un vademécum de espiritualidad contemporánea. Esta nueva espiritualidad (dudo si es la palabra adecuada) debemos construirla juntos, viviéndola.

Vivir el silencio en una sociedad ruidosa y agitada no es un arte fácil, pero probablemente comienza con una simplificación de la vida. Y probablemente es más necesario tener la experiencia del silencio que hablar demasiado de él. Allí donde «todo devenir calla», «queda inmóvil» (jedes Werden stand still), como afirma Rilke en uno de los primeros versos de su Das Buch vom mönschischen Leben (El libro de la vida monástica), con ecos lejanos de una Upaniṣad, que dice: «allí donde toda palabra retrocede».

De Raimon Panikar, Elogio de la sencillez

Sentido del humor, ¿para qué?

reyhumor

 

El humor es el salvavidas en el  río de la vida (W. Raabe)

Gran parte de los problemas humanos tienen su origen en la excesiva seriedad e importancia con la que tendemos a tomarnos a nosotros mismos, a los demás y a la vida en general.

Un sentido del humor saludable, e igualmente la risa, pueden ser herramientas valiosas de autoprotección para desenvolvernos de modo efectivo con el estrés en todas las etapas de la vida. Las actitudes humorísticas proporcionan perspectiva y contribuyen a que encontremos con más facilidad alternativas diferentes ante una situación: La habilidad para reír en determinadas situaciones o problemas nos da un sentimiento de control  y de poder. Por otro lado, el humor y la risa nos ayudan a llevar una vida más agradable y a reducir los conflictos interpersonales. Es cierto que el sentido del humor no resuelve todos los problemas, no repara las pérdidas, pero ayuda a superarlas.

Algunas personas piensan que el sentido del humor -SH- es algo que se tiene o no se tiene. Pero en realidad tenemos un amplio margen de maniobra para contribuir a mejorar el sentido del humor y el optimismo.

Se ha intentado definir el SH, resultando difícil llegar a un acuerdo. Pero después de una amplia encuesta se ha relacionado el buen SH con diferentes estrategias y habilidades, como:

  • Crear humor, poner en juego el ingenio, percibir o encontrar el lado gracioso, ridículo o irónico de las cosas o las personas.
  • Reír con frecuencia, reírse de uno mismo, voluntad de tener buen ánimo.
  • Actitud positiva ante la vida y los problemas
  • Relacionarse positivamente con los demás. Promover el humor y la risa, así como apreciarlo en otros.

Por el contrario las personas que se puntuaron bajo en SH se describen como personas con exceso de control, de responsabilidad, que se toman la vida demasiado en serio, etc.

De la experiencia cotidiana podemos deducir que las personas difieren en varios aspectos en relación con el SH. Los más destacables podrían ser: el tipo de estímulos humorísticos que la gente encuentra divertidos, o la frecuencia con la cual las personas sonríen, se ríen o manifiestan conductas de humor. También se dan diferencias en la habilidad para crear humor o en la habilidad para tomarse más o menos en serio y reírse de las propias deficiencias o de lo que nos sucede, sobre todo si la situación es adversa.

Hay una parte del SH relacionada con la creatividad. La creación de humor por lo general lleva implícita la asociación de dos o más ideas diferentes, inesperadas, que rompiendo la lógica producen un vuelco a la situación. Es lo que se llama incongruencia. Se han señalado dos dimensiones del humor: la capacidad de crearlo y la capacidad de apreciarlo. Una persona con SH puede tener una u otra dimensión o bien las dos.

La risa es una respuesta fisiológica al humor al igual que la sonrisa, siendo la diferencia entre ambas tanto cuantitativa como cualitativa.

La risa y el SH constituyen las dos caras de una moneda y se influyen mutuamente. El estado de animo mejora a medida que la persona ríe más, de modo que está más abierta a la búsqueda del humor y viceversa.

Para profundizar: El sentido del humor. Manual de Instrucciones. (por Eduardo Jauregui)

humor

Una fábula sobre la perseverancia

  flecha

H. Besser, en su libro Perseverancia: cómo desarrollarla, nos cuenta una fábula:   Un hombre  dejó su pueblo natal para reunirse con su prometida. Iban a casarse en cuanto él llegara. Por el camino, el hombre tomó una ruta distinta porque el camino a la casa de su prometida era aburrido y no presentaba perspectivas de aventuras. Al final, este hombre olvidó su objetivo original y pasó años envuelto en un «viaje a ninguna parte». Pasó mucho tiempo antes de que comprendiera cuánto se había alejado de su senda original. Como él se retrasaba, su novia dejó de esperarlo y se casó con otro. Cuando el hombre de nuestra fábula retomó el camino original, ya era un viejo, solo, pobre, y no tenía nada que justificara el valor de su largo viaje.

Esta fábula puede enseñarnos una serie de cosas acerca de la perseverancia:

  1. Ponga en claro qué es lo que desea y concéntrese en ello. El objetivo del protagonista del cuento era encontrarse con su prometida en un pueblo vecino y casarse con ella. La clave para identificar y realizar sus metas y sus sueños es saber con claridad lo que quiere. Por ejemplo, ha decidido aprovechar los seis meses de suscripción gratuita a un spa que ganó en la fiesta de Fin de Año de su empresa. Sin embargo, los resultados de su revisión médica anual le muestran que debería perder diez kilogramos. Lo que usted quiere es verse y sentirse mejor, bajar su nivel de colesterol y tonificar su cuerpo. Sepa lo que quiere y concéntrese en ello.
  1. Aparecerán distracciones que podrían apartarlo de sus objetivos y deseos. El hombre de la fábula conocía el camino más directo para llegar a su prometida, pero escogió una senda alternativa, llena de «diversión». En su momento, esta última senda también se tornó aburrida, y el hombre buscó otra nueva. Si no mantiene sus objetivos en mente, se quedará en la cama viendo nevar cuando lo que se había propuesto era asistir al gimnasio tres veces por semana para mejorar su estado físico. Cuando lleguen las distracciones, tenga preparado un plan de acción para contrarrestarlas. Su plan de ataque puede incluir un compañero, mentor o entrenador. También puede que consista simplemente en comentar sus objetivos en voz alta para reafirmarlos a lo largo del día. Sepa lo que quiere y concéntrese en ello.
  1. Tómese el tiempo necesario para pensar por qué quiere alcanzar dichos objetivos. El protagonista de la fábula estaba más interesado en el viaje en sí que en sus razones para llegar a destino. Su razón para alcanzar una meta debe ser lo suficientemente importante como para mantenerlo enfocado en el camino más directo, sin importar lo que suceda a su alrededor. En nuestro ejemplo, pregúntese por qué quiere sentirse más sano. Encuentre una razón lo bastante válida como para que lo llene de energía y pasión. Puede ser que quiera evitar una enfermedad hereditaria, por citar una posibilidad. De hecho, lo que usted desea es lograr lo que se ha propuesto, así otros miembros de su familia lo tomarán como ejemplo. Sepa lo que quiere y concéntrese en ello.
  1. Las ideas, metas y sueños pueden caducar. El hombre de la fábula pasó muchos años transitando distintos caminos y olvidó que su prometida lo esperaba. Ella al final se casó con otro. El escritor John L. Mason dijo: «Las ideas tienen una fecha de caducidad; por éso debemos actuar antes de esa fecha». Comenzar un nuevo proyecto es emocionante, porque es nuevo. Perseverar durante meses requiere apegarse a los motivos que le llevaron a tomar esa decisión y poner todos sus sentidos en ello para conseguir la victoria. Imagínese cómo se sentiría de aquí a un año cuando en el próximo examen anual de salud cuando la recepcionista lo felicite al entregárselo. Oiga las felicitaciones de su médico de cabecera mientras revisa su ficha y se alegra por los avances que usted ha logrado. ¿No alza la cabeza con orgullo? ¿No se siente más firmemente parado sobre sus pies? ¡Claro que sí! «Todo tiene su tiempo bajo el sol». Inicie su tiempo hoy. Sepa lo que quiere y concéntrese en ello.
  1. La consecución de sus objetivos influye en los demás. El personaje de la historia no tuvo en cuenta los sentimientos ni el impacto que su retraso causaría en su prometida. Como no la tuvo en cuenta durante el viaje, perdió la oportunidad de ser feliz viéndola sonreír a su llegada después de días y horas de espera. Su éxito se extenderá a su esfera de influencias. La gente lo está mirando. Más aún, espera que usted triunfe. Se convertirá en un ejemplo para ellos, demostrándoles que es posible conseguir lo que uno quiere y los alentará a tomar decisiones como usted lo ha hecho. Sepa lo que quiere y concéntrese en ello.
  1. Los resultados de sus esfuerzos pueden producir alegría o desazón. El hombre de la fábula comprendió cuánto había perdido por no perseverar en su meta. Este fracaso lo dejó solo, pobre y sin amigos. ¿Qué alegrías se está perdiendo usted al dilatar sus decisiones? ¿Qué sueños está postergando al tomar otros caminos divergentes? Calcule el precio que está pagando. ¿Vale la pena dejar de lado lo que usted desea con todo su corazón? En su libro, H. Besser nos dice: «Los que no perseveran a lo largo de una sola línea de conducta que los guía hacia sus objetivos, acaban igual que el hombre de la fábula».    Sepa lo que quiere y concéntrese en ello.

(Fuente: blog de Diego Umaña)

La gratitud se puede cultivar

 heart

La gratitud no es solo la cortesía de dar las gracias. Es muchas cosas más: es una actitud,  una emoción, una virtud moral, un hábito, un rasgo de la personalidad, una respuesta al stress, una forma de vida, etc.

Según Robert Emmons, psicólogo especializado en el tema, es un sentimiento de asombro, agradecimiento y apreciación por la vida.

También es un reconocimiento: reconozco que he recibido un regalo, reconozco el valor de ese regalo, reconozco y valoro la intención del donante. Ese regalo o beneficio puede ser material o inmaterial.

Esta palabra viene del latín, de gratia (que significa favor) y de gratus (agradable o grato). Tiene que ver con amabilidad, regalo, con la belleza de dar y recibir, con algo agradable. Encierra la idea de don inmerecido o recibido libremente (gracia en lenguaje teológico). Gratitud, gracia, gratis son palabras relacionadas.

Podemos hablar de dos fases:

1) Reconocimiento de la bondad en nuestra vida. Reconocemos haber recibido algo que nos gratifica, bien por su presencia o por el esfuerzo que hizo alguien.

2) Conocimiento de que las fuentes de esta generosidad están fuera de mi. Nos sentimos agradecidos a otras personas, o a algo que nos trasciende-

Es una conciencia reflexiva de que somos destinatarios de generosidad. Esto permite que la gratitud nos transforme.  Implica humildad, es decir, reconocer que en la vida necesitamos contribuciones de otros, y que hay fuerzas a nuestro favor.

Existe también un componente afectivo, profundo, que es la emoción de amor hacia quien nos obsequia. Es lo que produce la necesidad de expresar agradecimiento.

Obstáculos a la gratitud

A la mente humana le cuesta reconocer la gracia, damos las cosas por hecho, nos creemos responsables de lo bueno que nos ocurre, nos adaptamos enseguida a lo bueno.

Pueden interponerse  obstáculos internos y externos al desarrollo de  la gratitud en la vida, como:

  • Los prejuicios negativos. Tenemos tendencia a ver lo negativo
  • La soberbia, la falta de humildad, o incapacidad de admitir que necesitamos de otros. Somos interdependientes, no dependientes, y eso debería alentar un agradecimiento sincero
  • El victimismo -una actitud que tiende a culpar a otros, a buscar el error, el daño  en la vida- mengua la capacidad de gratitud
  • La cultura consumista, que nos incita a buscar nuevos placeres, desear lo que no tenemos, que celebra el engrandecimiento propio y la competencia.

Beneficios de ser agradecido:

Según la investigación reciente la práctica de la gratitud produce niveles más elevados de emociones positivas, protegiéndonos de emociones negativas, además de los siguientes beneficios:

  • Pensar con gratitud ayuda a saborear las experiencias positivas de la vida
  • Expresar gratitud refuerza la autoestima y el amor propio. Algunas personas se centran en los errores y fracasos y en penas que les provocan los demás. La gratitud va contra este hábito, y alienta a buscar lo que se valora en la vida.
  • La gratitud ayuda a afrontar el estrés y el trauma. Se ha observado más  expresiones de gratitud en situaciones de catástrofe o maldad humana, y como ayuda a recuperar el bienestar.
  • La gratitud estimula el comportamiento moral. Una persona agradecida es más probable que ayude a los demás.
  • La gratitud puede ayudar a establecer vínculos sociales, a fortalecer las relaciones existentes y a preocuparse de las nuevas. Dado que la gratitud es motivadora y nos estimula a compartir la generosidad recibida con otros.
  • La gratitud tiende a inhibir las comparaciones envidiosas con los demás
  • La gratitud es incompatible con emociones negativas y puede reducir o evitar sentimientos como la rabia, la amargura y la codicia.

La gratitud nos ayuda a contrarrestar la tendencia a la adaptación hedonista o tendencia a adaptarnos a lo bueno y darlo por sentado.

Incluso se han observado mejoría o alivio de síntomas de enfermedad en muchos experimentos sobre esta temática.

Resumiendo,podemos concluir que el desarrollo de la gratitud enriquece la vida humana. Llegando algunos a decir  que es la llave de la felicidad. Así como a nivel social es uno de los pilares de la sociedad, algo que une a las personas en relaciones de reciprocidad.

Algunos se preguntan si es solo un rasgo de ciertas personas de buen carácter, pero la psicología positiva está confirmando que se puede cultivar y desarrollar, con la consiguiente mejora de nuestro bienestar. De hecho determinadas meditaciones de origen budista se orientan a cultivar la gratitud.

Se puede considerar una actitud elegida, una manera de abordar la vida, que ciertamente es agradable, aunque no siempre fácil. Einstein confesó que debía recordarse una y otra vez que su vida interior y exterior dependía de los esfuerzos de otros.

La gratitud es considerada por la psicología positiva como un camino, un proceso, una capacidad que podemos potenciar, y que aporta grandes beneficios.

Lectura para profundizar:  Gracias, de Robert Emmons

gracias

El poder de los introvertidos

poderintrovert

El sorprendente libro de Susan Cain,  me conmovió y creo que es una fascinante revelación tanto para  introvertidos como para extrovertidos.

Una tercera parte de la población mundial tienen el rasgo de la introversión, incluidos muchos de nosotros los ávidos lectores. Lo que hace que ser introvertido sea tan difícil es que, especialmente en los Estados Unidos, la cultura está imbuida de lo que Susan Cain llama el Ideal Extrovertido. Esto es, que se nos dice toda la vida que la persona «ideal» es una extrovertida, abierta, segura, que se exprese bien, etc. Se piensa de la gente extrovertida que es más importante, más atractiva, con tiene más autoridad. Si uno es tímido, es más probable que se le considere débil, un mal lider, una persona torpe o no atractiva. Se nos dice constantemente que para tener éxito, necesitamos no dejarnos pisotear, superar a otros, tomar mayores riesgos, hablar más. Si un chico es introvertido, se le dice que necesita cambiar – que si continua así no va a llegar a ningún sitio, que no tendrá éxito, que no conseguirá citas, etc.  Cain hace también un buen trabajo al explorar la historia de como el Ideal Extrovertido llego a ser válido culturalmente y cuándo los norteamericanos empezaron a preferir la Personalidad al Carácter.

En efecto, como sociedad tendemos a valorar a los gregarios ambiciosos, a los que hablan alto, a los presentadores enérgicos. Pero este libro nos recuerda que las sociedades necesitan también a los introvertidos – los pensadores, los escuchantes, los creativos, la gente que mira antes de saltar. La larga lista de los introvertidos en la historia incluye a Albert Einstein, Isaac Newton, Gandhi, Marcel Proust, Lewis Carroll, etc. También es interesante conocer los estudios científicos relacionados con el mapa cerebral

Como introvertido, encontré el libro reconfortante e inspirador. Pero harían bien en leerlo los extrovertidos, en especial los que tienen relaciones con un introvertidos o son padres de un introvertido. La autora da buenas pistas sobre como tratar a los introvertidos, especialmente a los niños. Este libro fue personalmente potenciador. Me llevó años empezar a darme cuenta que no hay nada malo en que me guste pasar tiempo solo, a menudo con un libro, o que a menudo prefiera escuchar a dirigir una conversación. Este libro me reaseguró que eso no solo es bueno, sin que es una parte fundamental de mi personalidad que debería abrazar y celebrar. Es una lectura interesante y que abre la mente, independientemene de donde te sitúes en el espectro introversión-extroversión.

(inspirado en Quora Digest)

Aquí puedes ver el inspirador video de la autora en TED

Los dones de la imperfección


Dones Imperfeccion.CDR

 

Realmente este libro me ayudó a mirar al mundo y, más especialmente mi mundo, con una luz completamente diferente. Lo recomiendo especialmente a las personas que buscan la manera de aceptar lo que son.  Mucha gente (incluido yo mismo) lucha con la verguenza, con la voz interior que critica «no eres lo bastante bueno» y muchas frases que empiezan con DEBERIAS… La autora nos ayuda a librarnos de la palabra «debería», y a enfocarnos en lo que queremos ser en lugar de lo que creemos que debemos ser o lo que creemos  que la sociedad piensa que deberiamos ser.

Decidí leer el libro después de escuchar la profunda charla en TED de Brene Brown. Brene es una investigadora y estudiosa de la verguenza, el miedo y la vulnerabilidad. A lo largo de su investigación, descubrió dos listas: la lista de cosas que la gente auténtica y genuina HACE, y la lista de las que NO HACE. Y se sorprendió al darse cuenta que ella misma estaba viviendo la segunda lista. Se puso a trabajar para pasar al otro lado, por eso su libro esta escrito con compasión, pues ella pasó por ahí.

A diferencia de muchos libros de auto-ayuda con demasiada palabrería, reglas o frases oscuras, Brene presenta historias,  y las desarrolla de un modo asimilable y también significativo. Leí el libro en dos días y descubrí algunas estrategias para desarrollar mi yo más auténtico.

Una cita de la introducción que quiero reproducir:  «Vivir de corazón trata de comprometerse con la vida desde un lugar de dignidad. Significa cultivar el valor, la compasión y la conexión, para despertar cada mañana y pensar No importa lo que  haga o quede por hacer, soy suficiente. Es irse a la cama por la noche pensando: Si, soy imperfecto y vulnerable y a veces tengo miedo, pero eso no cambia a verdad de que soy digno de amor y pertenencia.»

Otra cita que da para pensar: «El corazón de la compasión es realmente la aceptación. Cuanto más nos aceptamos a nosotros mismos y a otros, más compasivos nos hacemos. Bien, es difícil aceptar a la gente cuando nos hieren, se aprovechan o pasan por encima de nosotros. Esta investigación me ha enseñado que si realmente queremos practicar la compasión, tenemos que empezar por poner límites y hacer que la gente responda por su conducta

En otras palabras, que debemos practicar el ser más compasivos y aceptar a otros, lo cual no significa que debamos permitir que la gente nos trate mal y tolerarlo. Es una lección importante que nunca es tarde para aprender.

(inspirado en Quora Digest)

 

 

La sabiduría de la no evasión

no evasion

 Pema Chodrön es una monja budista estadounidense, directora de Gampo Abbey, el monasterio fundado en Nueva Escocia por el gran maestro Chögyam Trungpa. En la primavera de 1989, dirigió un dathun (práctica de retiro de un mes de duración) en dicho monasterio. Las charlas que dio en este retiro,  se recogen en el libro que ahora comentamos titulado La Sabiduría de la no-evasión.

El propio título del libro y su prólogo nos muestran ya la síntesis de la obra: El libro lleva como subtitulo “la senda del amor compasivo que lleva a la liberación”, y efectivamente Pema Chodrön con sus enseñanzas  va despertando nuestra conciencia para emprender un camino, el del amor compasivo, a través del cual llegar a aliviar el sufrimiento humano de uno mismo y el de todos los seres humanos. Esta es la senda que nos va a  conducir a la liberación. Es una senda de no lucha, de no enfrentamiento con el sufrimiento, sino que por el contrario es una senda para permanecer con él, dónde no cabe la evasión.

A través de los 18 capítulos de que consta el texto va adentrándose enseñándonos como hacer ese camino, mostrándonos los errores, los significados, los obstáculos que vamos a ir encontrándonos y también los pasos que vamos a tener que ir dando hasta lograr la liberación.

En los primeros capítulos, nos habla del Amor Compasivo, el Maitri, que nos abrirá el camino y nos llevará a la Alegría, y el cual tenemos que recorrer  con curiosidad en conocernos,  suavidad (bondad)  precisión (claridad) y apertura (soltar). Nos ilustra sobre los errores comunes a todos los seres humanos, como son la huida del sufrimiento buscando el placer, y el deseo de ser mejores.

El deseo de sólo querer el placer huyendo del sufrimiento nos lleva a una espiral que acrecienta el sufrimiento. El deseo de mejorar o de cambiar,  no es sino una auto agresión que nos hacemos a nosotros mismos. En lugar de intentar mejorar, cambiar o liberarnos de lo que somos o de lo que estamos haciendo, es mejor encauzar nuestra vida a hacernos conscientes de lo que somos y de lo que hacemos.  Se trata esencialmente de observar con claridad, precisión, suavidad, bondad y compasión nuestras limitaciones y soltarlas después, no aferrarnos a ellas. El error es que no se nos anima a observarlo con claridad y suavidad y por el contrario hay una especie de equivoco fundamental en el hecho de  incitarnos a pensar en que debemos ser mejor de lo que somos, en que tenemos que superarnos, alejarnos de las situaciones dolorosas, y que así seremos felices. Este es un error comúnmente compartido y que nos hace continuar siendo infelices.  En la meditación, se trata de ver nuestras emociones y sentimientos tal como son ahora, en este preciso momento. No se trata de rechazarlas ni intentar ser mejor personas sino de observarlo todo con claridad, precisión y suavidad. Se trata de observar para ver con claridad quienes somos y qué estamos haciendo y éste es el secreto para sentirse mas pleno, menos bloqueado, menos cerrado. Y así la transformación se va presentando por sí sola, sin buscarla, sin metas, y sin prisas. Nuestras limitaciones y errores forman parte de nuestra naturaleza.

Textualmente nos dice “Lo esencial es que nuestra verdadera naturaleza no es un determinado ideal que hayamos de alcanzar. Es simplemente lo que ahora somos y esto es aquello con lo que podemos trabar amistad. Nuestra verdadera naturaleza supone equivocarse continuamente, lo que en lugar de deprimirnos o desanimarnos, en realidad, debe motivarnos”

Para aprender a no aferrarnos nos ofrece una técnica concreta de meditación: la técnica de ser conscientes de la espiración, lo que implica la habilidad de abandonarse al final de la espiración, de abrirse porque durante unos segundos no hay instrucción sobre qué podamos hacer. Exhalamos el aire, que se funde con el espacio y es en este momento cuando uno se abandona por completo.

La autora con sus enseñanzas nos ofrece la oportunidad de traducir en positivo aquellos conceptos que generalmente consideramos negativos. Así nos habla de tomar los errores que cometemos, como motivaciones para avanzar, la renuncia como un aprendizaje para dejar de aferrarnos, un aprendizaje para abrirnos a las enseñanzas del momento presente.

En el capítulo 12, entra ya de lleno con la práctica del Amor compasivo y nos brinda una majestuosa oportunidad para aprender lo que es y como se practica Tonglen.

Nos explica como la práctica continuada de Tonglen nos va abriendo mas y mas el corazón, comprobando cómo el miedo nos hace protegerlo y cerrarlo.  Si en la práctica de Samatta (ser consciente) descubrimos las corazas, en Tonglen vamos más allá: inspiramos el dolor, el sufrimiento y exhalamos, para ofrecer y compartir con los demás, nuestro amor.

Nos ayuda a ver cómo la práctica de Tonglen exige mucho coraje y valentía, ya que se trata de compartir lo gozoso que tenemos, el amor, la alegría, y no quedarnos con ello sino ofrecerlo a los demás, y al mismo tiempo desear sentir e inspirar  tanto el sufrimiento ajeno como el propio. Comparto pues, lo placentero que tengo y me abro para recibir no sólo mi sufrimiento sino también el ajeno. Tal doble intención exige realmente fuerza y valor. Es éste el camino del guerrero, nos dice Pema Chodrön, un camino audaz, con el que se cultiva un corazón valeroso, un corazón que no se cierra bajo ninguna circunstancia, que está siempre y totalmente abierto para poder sentirlo todo.

Tras dejarnos conmovidos con sus enseñanzas sobre la práctica de Tonglen, el camino audaz y valiente del guerrero, nos ofrece como nutrirnos en Maitri, el amor compasivo y nos habla entonces de las 3 joyas que lo desarrollan: Buda, el Dharma y la Sangha.

Los últimos capítulos, que corresponden a sus ultimas charlas en el darhun, los dedica a profundizar en el viaje interior, en las exigencias para realizarlo, en los obstáculos que se encuentran y nos brinda 4 recordatorios para mantenernos en él.

Tiene que haber, nos dice, cierta clase de sincero compromiso con la verdad, querer descubrir el auténtico significado. Se puede hacer desde distintos caminos, pero lo importante es mantenerse fiel a uno y dejar que te cambie en profundidad. Cuando has conectado con su esencia y estás en el viaje, cualquier cosa te habla y te educa.

En la realización de este camino, del viaje del guerrero, se descubre tanto lo agradable como lo desagradable, y una vez se sabe que el propósito de la vida es avanzar sin adormecerse, las situaciones desagradables, que antes podían parecernos obstáculos constituyen energía de vida, retos que te hacen sentir mas humilde y te abren más y más el corazón.

Los 4 recordatorios básicos que nos presenta, para  que nos recuerden que debemos hacer un continuo esfuerzo para volver al momento presente son: 1) nuestro nacimiento humano, al que debemos agradecimiento por el privilegio que representa. 2) la impermanencia,  3) la ley del karma: cada acción provoca un resultado y de uno mismo depende como actúe esta ley y 4) la inutilidad de seguir rodando en el samsara, de seguir buscando lo seguro, cuando lo opuesto es el viaje del guerrero, totalmente abierto a todo lo que sucede, sin encerrarnos ni centrarnos en nosotros mismos.

Cierra su obra con un mensaje final infundiendo ánimo y valor: “Cuando tu vida  está  llena de desdicha emocional, confusión y conflicto, cuando te halles en ese punto recuerda simplemente que estás atravesando toda  esa agitación emocional porque tu acogedora situación se ha visto, en mayor o menor grado,  amenazada”. “Recuerda “nunca os deis por vencidos”.

El libro, todo él, es una auténtica joya. Cautiva la sencillez con la que nos va llevando y motivando para el desarrollo de nuestro viaje interior, dándonos pautas, esclareciendo conceptos y enseñándonos a Amar, que es lo que en realidad significa Tonglen: el deseo de aliviar el sufrimiento ajeno y el deseo de engrandecernos y profundizar en nuestro amor, para ofrecerlo y compartirlo con los demás.

No nos ofrece, por supuesto, un camino fácil, pero sí  un camino de Amor, Liberación y Sabiduría,  y eso mismo, nos da el coraje para emprenderlo y  es lo que nos invita e incita para adentrarnos en él y caminarlo; y cómo la autora nos dice, cuando ya estás en el viaje, cualquier obstáculo es un reto y cualquier cosa, te habla y te motiva.

El mejor homenaje que desde estas líneas se puede hacer a la autora, es concluirlas repitiendo textualmente su mensaje final: “NUNCA OS DEIS POR VENCIDOS”

(elaborado por V. Orriach Navarro)

http://www.aemind.es/critica-de-libros-la-sabiduria-de-la-no-evasion-pema-chodron/

Pensar rápido, Pensar despacio

pensar-rapido-pensar-despacio

En este libro, Kahneman nos transporta en un viaje innovador por la mente y explica los dos sistemas que dirigen el modo en que pensamos. El sistema 1 es rápido, intuitivo, y emocional. El sistema 2 es más lento, más lógico y deliberativo. Kahneman expone las extraordinarias capacidades  -y también los fallos y sesgos- del pensamiento rápido, y revela la generalizada  influencia de las impresiones intuitivas sobre nuestros pensamientos y conducta. El impacto de la aversión a las pérdidas y exceso de confianza en las estrategias empresariales, las dificultades de predecir lo que nos hará felices en el futuro, los retos de formular adecuadamente los riesgos en el trabajo y en casa, el profundo efecto de los sesgos cognitivos en todo, desde invertir en bolsa a planificar las próximas vacaciones -cada uno de estos solo puede ser entendido conociendo cómo funcionan los dos sistemas conjuntamente para dar forma a nuestros juicios y decisiones.

Involucrando al lector en una amena conversación sobre como pensamos, Kahneman revela cuando podemos o no confiar en nuestras intuiciones y cómo podemos acceder a los beneficios del pensamiento lento. Ofrece explicaciones prácticas e iluminadoras sobre como se hacen elecciones en los negocios y en la vida personal -y cómo podemos usar técnicas diferentes para protegernos de los fallos mentales que a menudo nos traen problemas.

Este libro cambia la manera de pensar sobre el pensamiento. Es un libro sobresaliente, que se distingue por su belleza y claridad, precisión en la presentación y  estilo amable.  Además de un trabajo valioso y revelador para cualquier persona.

 

 

 

 

 

Los problemas psicológicos no son enfermedades

libro01

Como consecuencia de la impronta cerebrocentrista que ha invadido las ciencias sociales, y tras la publicación del DSM-V que patologiza de forma preocupante la conducta y las emociones humanas, se han levantado voces autorizadas que se enfrentan a esta concepción sesgada y medicalizada de la Psicología. No es de extrañar que autores de la trayectoria profesional y del relieve científico de Ernesto López, y de Miguel Costa, procedentes de una definición biopsicosocial de la salud, y que han desarrollado con éxito el modelo comunitario en Salud Mental se agreguen a estas voces críticas, y recojan sus reflexiones en el presente volumen, cuyo título, explícito, no precisa de más explicaciones: “Los problemas psicológicos no son enfermedades. Una crítica radical de la psicopatología”. Se trata pues de una crítica “radical”, pero también de una crítica sustentada en un profundo estudio del desarrollo y de la aplicación del modelo psicopatológico a los problemas psicológicos. Los autores rechazan toda explicación que asuma cualquier similitud entre éstos y la enfermedad, ya que son parte de la experiencia de la vida, y hay que contextualizarlos en los aspectos biográficos y ambientales del sujeto. Etiquetar las reacciones, las conductas , las emociones extemporáneas de un sujeto bajo el epígrafe de enfermedad es una solución falsa que pretende encuadrarlos en un marco impropio, asimilándolos a los procesos anatomopatológicos y fisiopatológicos que se estudian dentro de la medicina con métodos desarrollados según la naturaleza de dichos procesos, pero totalmente inadecuados a la hora de enfocarlos sobre el comportamiento y las emociones del individuo que implican un nivel distinto de complejidad y no se pueden reducir al componente estrictamente biológico. Para ello los autores empiezan exponiendo una revisión histórica de la invención del modelo psicopatológico, cuyos antecedentes podemos encontrar en el estudio de la melancolía, atribuida a un desequilibrio de los humores del cuerpo  ( que tiene su correlato actual en el mito del equilibrio/desequilibrio de los neurotransmisores cerebrales hoy en día tan en boga). Nos dirigen a través de la Historia hasta el siglo XIX, donde se establecen los cimientos de la psicopatología actual, y de la patologización del comportamiento humano, a través de la elaboración de clasificaciones que inventan enfermedades mentales poniendo nombre a distintas manifestaciones de experiencias vitales, que se describen pero no se explican, ya que pertenecen a un nivel epistemológico diferente del encuadre que se les asigna.

Insisten los autores en el concepto de “logomaquia”: el modelo psicopatológico aporta explicaciones ficticias, inventa patologías que no revelan el significado vital de los problemas psicológicos. Los comportamientos alterados pertenecen a la categoría de sucesos vitales, y reclaman un discurso psicológico. El modelo psicopatológico cosifica dichos comportamientos a los que designa con un nombre, de modo que se acaban convirtiendo en algo que la persona tiene. Establece una nosología que determina una gran variedad de “patologías mentales”, sin demostración previa. Clasifica enfermedades inventadas como si fueran enfermedades realmente existentes, fragmenta las experiencias vitales y así selecciona los componentes que sirven para construir las colecciones de síntomas que forman los síndromes. Nos aclaran también los autores cómo, tras consolidarse el modelo psicopatológico se realiza un despliegue de métodos diagnósticos que también constituye una logomaquia, al no presentar tampoco evidencias de la existencia de una patología. Nos hallamos ante un paralelismo con otro arsenal de remedios utilizados a través de la historia, desde el tratamiento moral hasta los psicofármacos, que se prescriben con una ligereza que sería inadmisible en las prescripciones farmacológicas de la medicina científica. Pero no se reducen los autores a una mera crítica del modelo psicopatológico, sino que sustentan su visión del mejor enfoque para abordar los problemos psicológicos exponiendo el modelo ABC del comportamiento, como la perspectiva más adecuada para comprender y ayudar al sujeto a resolver sus problemas, inseguridades, ansiedades…Se trata de un modelo estrictamente psicológico que pretende integrar y organizar el acervo conceptual, metodológico y tecnológico acumulado hasta la fecha por los paradigmas de la Psicología, y que pretende llegar hasta la raíz del comportamiento. Este se integra en tres componentes estructurales: los antecedentes que activan la conducta (A), la biografía personal (B), y las consecuencias posibles (C). Consideran que este modelo da idea de la complejidad organizativa de las interacciones al contemplar los ejes biográfico –histórico, contextual y transaccional . De aquí que los problemas psicológicos sean considerados desde este enfoque como experiencias integrales de la persona entera, ya que considera el Yo biográfico como la unidad integrada e integradora que unifica las experiencias vitales y las de significado. Asimismo da cuenta de la importancia de las transacciones interpersonales para la especie humana a través de la acción del sujeto y de la interacción con el ambiente, tal y como la teoría evolucionista ha puesto de manifiesto. Y dentro de esta evolución adquiere relieve el lenguaje, como vehículo imprescindible que permite dar significado a la experiencia, y establecer transacciones directas e indirectas con sucesos, circunstancias y consecuencias que no tienen que estar necesariamente presentes en el aquí y ahora, sino que pueden ser sustituidas por palabras. El sujeto adquiere así independencia respecto de su experiencia, puede prever y planificar acciones futuras. Pero el lenguaje descontextualizado de la red social, biográfica y transaccional se convierte en puro discurso vacío, en literalidad, tal y como sucede en la logomaquia psicopatológica, cuyo exponente más relevante es la definición de la esquizofrenia, enfermedad sobre la que no se tiene evidencia empírica, pero que es diagnosticada y tratada como si se tratara de una entidad real, sin tomar en consideración la perspectiva del sujeto que vive esa experiencia. También alertan los autores sobre el peligro de atribuir un comportamiento a un fenómeno mental, ya que el concepto “mente” no aporta explicaciones sobre cómo se genera un comportamiento. La mente es otra palabra que se identifica con una especie de fábrica de emociones, de conductas, de actitudes, y que no contempla las experiencias transaccionales del individuo. Nuevamente, el concepto se pone al servicio de la logomaquia psicopatológica, contribuyendo a rellenar vacíos y a dar sentido al sinsentido de las enfermedades inventadas. Finalizan los autores con una crítica al cerebrocentrismo. Los fenómenos neurofisiológicos son necesarios, pero no suficientes para explicar los comportamientos y los problemas psicológicos: “en el cerebro no hay ningún lugar donde la neurofisiología se convierta misteriosamente en psicología”. No hay que olvidar que el propio comportamiento a su vez conforma la organización cerebral gracias a la plasticidad neural, y a la dinámica que se establece a lo largo de la vida en el sistema integrado por las interacciones entre el pensamiento, las emociones y las transacciones entre el contexto y la red neural.

Como conclusión, nos encontramos ante una obra seria y profunda, producto de la experiencia de los autores que integran sus amplios conocimientos científicos con una reflexión producto de su propia y dilatada  trayectoria profesional. Obra pertinente por el momento actual que atraviesa nuestra ciencia, y que debería ser leída por las nuevas generaciones de psicólogos, influidos por el contexto pseudocientífico en el que están inmersos. Y que corren el riesgo de ignorar la esencia de la Psicología, reencuadrándola en un marco impropio, medicalizado, y con ello convirtiendo nuestra disciplina en un nombre desprovisto de contenido.

(recensión elaborada por Concha Pérez Salmón, publicada en la revista Clínica Contemporánea)

Tiempo de reloj y tiempo psicológico

E. Tolle en el Poder del Ahora, distingue entre tiempo de reloj y tiempo psicológico.  Meditar sería la práctica de dejar ir el tiempo psicológico para estar en el presente.

relojespi

Aprenda a usar el tiempo en los aspectos prácticos de la vida -­podemos llamar a esto el tiempo del reloj– ­pero vuelva inmediatamente a la conciencia del momento presente cuando esos asuntos prácticos se hayan resuelto. De esa forma no habrá acumulación de «tiempo psicológico«, que es identificación con el pasado y proyección compulsiva y continua hacia el futuro.

El tiempo del reloj no se refiere únicamente a hacer una cita o a planear un viaje. Incluye aprender del pasado de forma que no repitamos los mismos errores una y otra vez; establecer metas y trabajar para lograrlas; predecir el futuro por medio de patrones y de leyes, físicas, matemáticas, etcétera, aprendidas del pasado.

Pero incluso aquí, en la esfera de nuestra vida práctica, donde no podemos pasar sin referirnos al pasado y al futuro, el momento presente sigue siendo el factor esencial. Cualquier lección del pasado se hace relevante y se aplica ahora. Cualquier planificación y trabajo hecho con miras a lograr una meta particular se hace ahora.

El principal foco de atención de la persona iluminada es siempre el Ahora, pero aún es consciente periféricamente del tiempo. En otras palabras, continúa usando el tiempo del reloj, pero está libre del tiempo psicológico.

Esté alerta cuando practica esto para que no transforme sin querer el tiempo del reloj en tiempo psicológico. Por ejemplo, si usted cometió un error en el pasado y aprende de él ahora, usted está usando el tiempo del reloj. Por otra parte, si usted se queda mentalmente en él y surgen la autocrítica, el remordimiento o la culpa está convirtiendo el error en «mí» y «mío»: lo convierte en parte de su sentido de identidad y se ha convertido en tiempo psicológico, que está siempre ligado a un falso sentido de identidad. La falta de perdón implica necesariamente una carga pesada de tiempo psicológico.

Si usted se propone una meta y trabaja para lograrla, usted está usando el tiempo del reloj. Usted es consciente de a dónde quiere llegar, pero honra y da su mayor atención al paso que está dando en ese momento. Si se enfoca excesivamente en la meta, quizá porque está buscando la felicidad, la realización o un sentido más completo de sí mismo en ella, ya no honra el Ahora. Se queda reducido a un peldaño hacia el futuro, sin valor intrínseco. El tiempo del reloj se vuelve entonces tiempo psicológico. El viaje de su vida no es ya una aventura, solamente una necesidad obsesiva de llegar, de lograr, de «conseguirlo». Ya no ve o huele las flores del camino tampoco, ni es consciente de la belleza y el milagro de la vida que se despliega a su alrededor cuando está presente en el Ahora.

(El Poder del Ahora, Eckhart Tolle)