Actuar sin actuar: la acción que ayuda a silenciar*

Hombre, Humano, Persona, Mar, Sun, Luz Solar

Hay muchas propuestas de buscar  el silencio como antídoto contra la dispersión, contra los efectos de ese estrés dañino, y es interesante esa ayuda para calmarnos, pero… hay mucho más que decir sobre el silencio.

Palabra y silencio son dos pilares de la cognición humana. Dos vías que se complementan en nuestra relación con la vida: pensar y contemplar.

La palabra ordena, separa, simplifica, abstrae, interpreta, filtra, describe, gestiona…

El silencio atiende, escucha, se abre a la recepción de la presencia del existir. Es puerta al reconocimiento, a la valoración. Es fuente y fundamento de la percepción asombrada, del interés gratuito, de veneración… ¿Por qué?

Parafraseando a María Corbí el mundo se nos muestra, pero no lo percibimos automáticamente, necesitamos aprender a mirar, ejercitando el prestar atención, pero no con la atención fluctuante que gestiona mil cosas, que salta de un punto a otro de la cotidianidad sino con la atención más focalizada en el presente, donde paradójicamente el sujeto que mira (el yo) se vacía y se abre hacia lo otro, hacia la Vida.

Ahondamos en la práctica del silencio, ejercitando la herramienta cognitiva de la atención, atención focalizada y abierta a lo que se presente. Y ahondamos bajando el volumen del yo, de modo que no ocupe todo nuestro espacio mental, de modo que podamos liberarnos de su dictadura.

Silencio no es quedarse como piedra, ni alejarse de la realidad. Silencio es desocupar para poder recibir. Silencio es predisponerse a atender , a recibir, a escuchar, es abrirse a la realidad.  Silencio es detener la mirada utilitaria para poder ver desde la gratuidad. Para que nazca un conocimiento silencioso que  brota del misterio de uno mismo que es el misterio del cosmos.

El Bhagavad Gita habla de quien encuentra el silencio en su actuar y comprende que el silencio es acción, esa persona ve la luz y halla paz.

El Tao Te King habla del sabio, que adopta la táctica del no-hacer y practica la enseñanza sin palabra. Señala poéticamente como se abren puertas y ventanas en los muros de una casa pero es el vacio lo que permite habitarla. ¿Sería el silencio el vaciado que nos permite ser más  nosotros mismos?

¿Y como se diferencia esa no acción de la otra acción?

Actuar seria adoptar un papel, un personaje, vivir en nuestra personalidad con su historia, hábitos, memorias y defensas aprendidas. Actuar bajo el patrón de nuestras necesidades, especialmente de reconocimiento de los demás. Actuar es ser reactivo a la actitud de los demás hacia nosotros. Ese actuar obstaculiza la Vida que todo lo es

No-actuar sería dejar caer el disfraz, dejar de identificarnos con el escenario y el personaje principal, y descubrir al ser que somos cuando nos atrevemos a quitarnos la careta. No es pasividad, es interrupir automatismos, para vivir la vida que es, no la realidad mental que fabricamos día a día.

Nisargadatta expresa inspirado como es esta acción que es no acción:  La flor llena el espacio de perfume, la vela de luz. No hacen nada y, sin embargo, cambian todo con su mera presencia. Su presencia misma es acción.

Etty  Hillesum  en su diario en el campo de concentración de Westerbork, expresa la importancia de conectar con esos claros de paz interior para poder irradiar a los demás, en su caso, en una situación terrible.

Thomas R. Kelly expresa la perplejidad y el malestar interior de vivir sin momentos dedicados al silencio del corazón, de vivir en un ritmo enloquecido de obligaciones, llevando cargas que nos tensan cuerpo y mente. Reclama buscar ese centro infinito dentro de nosotros, que unifique nuestra vida dispersa, dejarnos guiar por esa voz y por la paz que surge desde ese Centro.¿ la vida no se haría más sencilla, más serena, más radiante?

Concluyendo con una frase de Rafa Sanchez en su libro Set,  La tragedia  no es desaparecer . Es no estar en nosotros mientras somos

 

*  Actuar sin actuar: la acción que ayuda a silenciar  es el título de unas jornadas ( organizadas por el centro MAS QUE SILENCIO ) y celebradas en Madrid, en el colegio mayor Loyola el 15 y 16 de febrero, dirigidas por Teresa Guardans.

Teresa Guardans, filóloga y humanista, plantea este encuentro como un espacio de reflexión e interiorización siguiendo una exquisita selección previa de textos espirituales clásicos y contemporáneos, reseñando tantos textos orientales extraidos del Tao Te King y el Bhagavad Gita, como textos de Santa Teresa de Jesús, Nisargadatta, Javier Melloni, Mariano Corbi, etc. Estos textos sirven de partida para la reflexión sobre lo que es la experiencia del silencio, como forma de acción que pretende potenciar una visión diferente de la realidad y una relación con la vida más plena.

Para mi ha sido una oportunidad de recordar lo que ya sabemos, de forma más  o menos consciente: que la vía meditativa o del silencio es otra manera de dirigir la atención, de manera más sostenida, más fuera del tiempo y de las andanzas de nuestro yo.

La lectura de textos de diverso origen  nos confirma  que hay muchas maneras de expresar la vivencia profunda, de apuntar a lo esencial y que a cada cual interpela o da luz con diferente matiz o intensidad.

Escuchar la exposición de Teresa me lleva a  agradecer su claridad, la ayuda que da al exponer temas profundos con lenguaje sencillo. Reflexionar con Teresa es un motivador para retomar la práctica, que muchas veces decae con la rutina y el ajetreo diario.

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