En la meditación de la atención plena (mindfulness) la respiración y el propio cuerpo son objeto de observación. Se hace un trabajo de relación con el cuerpo que es la fase inicial para llegar a una nueva relación con los contenidos mentales. Es el cuerpo quien nos indica cómo estamos y nos transmite información sobre el mundo. Uno se hace más receptivo y sensible con la práctica.
Pero mindfulness no puede confundirse con una técnica corporal que busca la relajación de las tensiones. Ciertas técnicas de relajación recorren el cuerpo para buscar la calma, que sería su objetivo final. Mindfulness busca la presencia, la consciencia ante uno mismo y también ante el mundo; la calma no sería un objetivo, aunque si es un frecuente efecto secundario.
Hay un ejercicio básico e importante de mindfulness: el body-scan o exploración corporal secuencial. Se trata de focalizar la atención en cada una de las partes del cuerpo, sucesivamente, habitualmente con el cuerpo tumbado boca arriba. Aparentemente es un ejercicio de relajación, pero no se trata de aliviar las tensiones corporales sino de poner el cuerpo en el primer plano de la conciencia en una postura receptiva . Es una práctica básica y un eficaz ejercicio para principiantes, ya que se trata de un intenso entrenamiento de la atención.