Mindfulness es prestar atención de manera intencional al momento presente, desde una actitud de aceptación, curiosidad y no juicio. (Jon Kabat Zinn)
La metáfora de la educación de un cachorro nos puede ayudar a entender el sentido de la meditación como un entrenamiento de la mente.
Como un cachorro juguetón, la mente tiene voluntad propia y necesita desaprender algunos hábitos. El cachorro es inquieto y le enseñas con paciencia a sentarse tranquilo; al principio se distrae y juega sin cesar, pero no le maltratas, sino que le llevas una y otra vez al lugar correcto.
Al meditar también reconduces a tu mente errante, una y otra vez, al foco de concentración, sin juicios, sin tensión. Según vas redirigiendo a tu mente-cachorro una vez tras otra, también empezarás a darte cuenta de los temas recurrentes que distraen tu atención.
Quizá tu mente recuerda las discusiones con un familiar, o tiende a preocuparse por el dinero, o se recrea en fantasías sexuales. Cualesquiera que sean los huesos favoritos que le gusta roer a tu mente, te vas familiarizando con ellos poco a poco mientras observas como te distraen. Con el tiempo se va desarrollando un autoconocimiento y comprensión de las inercias de la mente y cómo estas nos producen sufrimiento. Con el tiempo, si tu práctica es adecuada, aprendes a observar desde lejos las viejas historias de siempre que antes te arrastraban, ahora empiezan a perder su poder de perturbarte y consigues de este modo desarrollar mayor paz mental.