Adicción y Contradicción (dos poemas)

Unos poemas sobre las cadenas de la dependencia, la trampa de placer efímero-dolor futuro. Un peligro de esta cultura consumista y escapista es caer en las redes de una adicción, la que nos aleja de la libertad de lo sobrio, de la claridad mental de una mente abierta.

ADICCIÓN

Dame un atajo al placer

Dame un escape al dolor

Quiero una emoción intensa,

éxtasis, gozo, dulzor…

Un estímulo a mi mente,

alivio a la frustración:

trago, bocado, pastilla…

necesito un subidón,

Un me gusta, una tableta,

polvo blanco,  un bombón…

Atrapado en el deseo

caí en el descontrol.

Hoy necesito la calma,

salir de la desazón.

Dame un atajo al placer

Dame un escape al dolor

 

CONTR-ADICCIÓN

Adicción. Adicción. Adicción.

Tres partes fantasia, 3 partes ficción.

Junto a su resplandor ciego

debería traer aviso de desahucio.

Pensamiento encadenado

al vértigo del deseo.

¿Cómo romper las cadenas

de un cerebro secuestrado?

Oculto en la miseria

aislado o acompañado

sin poder mirar arriba

enfangado de autoengaño

¿Dónde está la humilde mano

que calma la quemazón,

que cose el negro desgarro?

¿Dónde está el poder más pleno,

la perdida sobriedad,

el anhelo puro de antaño?

Austeridad (un cuento)

austero

Se cuenta que en el siglo pasado, un turista americano fue a la ciudad de El Cairo con la finalidad de visitar a un famoso sabio.

Era tan reconocido por su elocuencia y sabiduría que su fama había traspasado todas las fronteras, por eso el turista se sorprendió al ver que el sabio vivía de una forma muy sencilla.

Fue recibido en una habitación que por todo mobiliario tenía una mesa, un banco y una estantería llena de libros.

  • ¿Está es su casa?, ¿dónde están sus muebles?, pregunto el turista.
  • ¿Y dónde están los suyos?, contestó el sabio sonriendo levemente.
  • ¿Los míos?, se sorprendió el turista, ¡pero si yo estoy de paso!.
  • Yo también, concluyo el sabio.

La vida en la tierra es solamente temporal, sin embargo algunos vivimos como si fuéramos a quedarnos aquí eternamente y olvidamos lo principal.

La sobriedad es una virtud  cultivada por sabios de todas las épocas. Sin embargo nuestra  cultura de consumir/acumular valora en poco la moderación o austeridad, en contraste con el exceso y derroche.