Sobre las adicciones

La adicción  es hoy día algo abrumadoramente extendido. Los seres humanos buscamos el placer y queremos huir del dolor. Nuestro cerebro es susceptible de engancharse a la vivencia de euforia que produce la dopamina, que segrega al tomar ciertas sustancias o realizar diversas acciones. Nuestra cultura hedonista, consumidora y escapista nos ofrece muchos atajos al placer o vías de escape  al dolor, al malestar, a la frustración.

Podemos considerar la adicción como cualquier conducta que da placer o alivio rápido, y que se mantiene a pesar de los efectos negativos o incluso destructivos, que tiene en nuestra vida. Se convierte en un trastorno adictivo cuando hay perdida de control y dependencia . Podemos ser adictos a sustancias, personas, actividades o incluso patrones mentales.

Para empezar podemos hacer una clasificación en seis grandes tipos de adicción:

  • Drogas, tanto legales como las ilegales. Conocemos los efectos en la salud de muchas drogas. En cambio se desconoce generalmente los efectos de los fármacos (que son drogas suministradas legalmente) o efectos yatrogénicos, que producen síntomas, enfermedades colaterales y mortandad elevada.
  • Alcohol, tan asumido culturalmente,  tiene un papel predominantes en gran parte de reuniones sociales, con daños comprobados en la salud y relaciones.
  • Comida. Puede conducir a transtornos alimentarios como la bulimia, anorexia, atracones, comer emocional, etc. Son conocidas las consecuencias en la salud, como la diabetes tipo 2, la obesidad, problemas circulatorios, etc.
  • Adicción a la gente, como la dependencia emocional y la adicción al sexo, que conlleva tanto sufrimiento emocional.
  • Adicción al dinero o emociones relacionadas con el dinero. Citaremos el juego, las compras, la tendencia a endeudarse, ocasionando tanta frustración, ansiedad y deterioro de relaciones
  • Adicción a la tecnología,o pantallismo, que es quizá la adicción más reciente en nuestra cultura. Se detecta cuando existe un uso excesivo y descontrolado del móvil, videojuegos, internet o redes sociales, el cual impacta negativamente en otras áreas de la vida de la persona. Además, cuando no puede utilizarlos la persona se siente angustiada, tensa e indecisa.

También podemos incluir 4 patrones mentales agravantes, los cuales parecen diferenciarse de las adicciones a sustancias o actividades, pues la persona no tiene el deseo de incurrir en ello,  pero se pueden considerar adictivos, pues generan  pensamientos y conductas habituales que nos apartan del presente y causan mucho dolor y frustración:

  • Pensamiento negativo, tendencia a pensar en lo negativo de  las personas, de la sociedad,  de las situaciones vitales, del futuro.
  • Auto-duda, o patrón negativo dirigido hacia nosotros mismos, autocrítica y desvalorización.
  • Procrastinación o patrón de postergar las acciones necesarias. La persona deja de hacer lo que necesita o debe hacer, para aliviar la ansiedad, y en su lugar se distrae o hace otras cosas.
  • Resentimiento, o patrón de llevar una carga ( dolor, ira, etc.) sobre una persona o situación vital que no es capaz de soltar.

En alguna medida todos somos adictos.  Es parte de la condición humana.  Algunas personas tienen mayor predisposición o susceptibilidad que otras. Hay una gradación en sus efectos, dependiendo de la persona y del tipo de sustancia (o actividad) y su frecuencia. Por otro lado está el factor cultural: en una sociedad de consumo se favorece el crecimiento de las adicciones pues generan muchos beneficios.

A nivel profundo se puede considerar  que la adicción nos afecta a todos los niveles: tiene efectos a nivel físico, a nivel mental y a nivel espiritual. A veces los tratamientos fracasan porque solo trabajan en uno de estos niveles. Afortunadamente, hay profesionales que ofrecen tratamientos holísticos.

Se puede considerar que el adicto vibra en un campo energético o frecuencia baja con su dosis de ansiedad, inconsciencia, aislamiento, o frustración. Por eso muchas veces al dejar por ejemplo ciertas drogas o el alcohol, se tiende a buscar otros elementos adictivos como la comida o el sexo como compensación, dado que se sigue en la misma  frecuencia mental.

El adicto  ha perdido la sintonía del equilibrio. Necesita salir de su vibración para sintonizar otra más elevada. Cada uno debe reconocer su punto débil adictivo y su grado de deterioro a todos los niveles. Reconocer la adicción es el primer paso del trabajo de recuperación y liberación.

Por suerte tenemos muchos caminos para recuperar nuestro centro, como es conectar con la naturaleza, la terapia, el apoyo emocional de un grupo, la pertenencia a una comunidad, el deporte, el yoga, la meditación,  expresar la creatividad, conectar con los propios valores, la oración, etc. Necesitamos encontrar el camino más adecuado para liberarnos de esta trampa vital que es la adicción.

 

 

Inspirado en Recovery 2.0, video de Tommy Rosen (en inglés)

https://r20.com/videos/addiction-part-1-big-6-4-aggravations/

 

Siéntete agradecido a Todos

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Siéntete  agradecido  a Todos. La enseñanza que destila esta máxima nos habla de hacer la paz con todos los aspectos de nosotros mismos que rechazamos. Y es como consecuencia de ello que acabamos también firmando la paz con las personas y situaciones que nos disgustan.

Curiosamente estar cerca de estas personas suele catalizar el proceso de hacernos amigos de nosotros mismos.Las personas que nos resultan desagradables e irritantes nos muestran sin proponérselo los aspectos inaceptables de nosotros mismos, que de otro modo no podríamos ver.  Por tanto: “Siéntete agradecido a Todos”.

Aunque es evidente que para reconocer el valor de estas situaciones tenemos que desplegar nuestra conciencia y no vacilar en el proceso de iluminar más y más cada rincón de nuestra casa.

 “Siéntete agradecido a Todos” no significa que si te atracan por la calle debas sonreír y decir: “¡Oh, tengo que sentirme agradecido por esto!”, significa que todas las situaciones nos enseñan que aquello que queremos evitar es lo que realmente necesitamos para dejar de estar encallados.

Es posible que haya un “Juanito” o una “Juanita”, o varios, en tu vida. Estas personas son las que no se van : tu madre, tu marido, tu esposa, tu amante, tu hijo, el compañero con el que tienes que trabajar cada día …

Por mucho que queramos que Juanito o Juanita se vayan de nuestra vida y nos den un descanso siguen quedándose en ella hasta que sepamos cómo abrir la puerta de nuestro corazón, cómo ventilar todas esas emociones que nos están haciendo daño.

No hay manera de que ninguna otra persona nos diga exactamente qué hemos de hacer porque sólo nosotros sabemos qué nos está torturando. Para algunos, expresarse con claridad y ser más firmes es abrir la puerta un poco más, para otros, abrir la puerta es ser más dulces, humildes y amables.

Quizá nos ayude reflexionar sobre cuál es nuestra reacción habitual y si ésta ayuda o no, al desenvolvimiento de cada situación, si no nos ayuda tendremos que movernos en otra dirección.

El punto principal en la máxima “Siéntete agradecido a todos” es que  de entrada deseas librarte de una vez de las situaciones que te vuelven loco, no quieres darles las gracias. Quieres resolver el problema y no sentir más dolor.

Sin embargo, si conseguimos abrirnos lo suficiente podemos recordar que todos estamos librando nuestras propias batallas y quizá empecemos a mirar a Juanito o Juanita compasivamente. Ahora tu bondad intrínseca y la suya van a poder comunicarse entre sí.

Necesitamos algo a medio camino entre la represión y la exteriorización, pero es algo único y diferente cada vez.

El camino que lleva a la liberación es un proceso en el que te rindes a las situaciones que aparecen en tu vida con el objetivo de aprender a comunicar, en lugar de desear ganar.

 La acción compasiva no es un asunto esporádico, es un recorrido de vida. Y cada vez que Juanito o Juanita te ponen de los nervios tienes ante ti un nuevo reto. La cosa no es tan fácil como decidir entre “tragarse la ofensa o enfrentarse a él o ella”. Esto tiene que ver con nosotros, con reconocer qué aflora en nosotros y qué estamos haciendo con ello.

 

Gurdieff, un maestro de la primera mitad del siglo XX conocía bien el significado de esta máxima. Una de sus principales enseñanzas era motivar a mantenerse despierto en cualquier situación.

Le gustaba apretar los tornillos a sus discípulos. De hecho se dice que te hacía realizar el trabajo que menos te gustaba; si creías que eras un buen profesor te ponía a trabajar en el huerto, si se te daba bien la cocina te enviaba a la biblioteca.

En aquella comunidad había un discípulo muy malhumorado. Era el “Juanito” de todo el mundo; nadie podía soportarlo porque era muy quisquilloso. Cualquier cosa le hacía perder el control y enrabietarse. Todo le irritaba. Se quejaba constantemente, de modo que todo el mundo sentía la necesidad de pasar de puntillas a su lado porque cualquier cosa le hacía explotar. La gente soñaba con que se fuera y un día en el que el maestro estaba ausente debido a un viaje desapareció.

Cuando Gurdieff regresó, noto rápidamente su falta y sin perder un momento fue en su busca.

Tres días después ambos regresaron. Aquella noche, el ayudante del maestro se atrevió a preguntar:

  • Señor, ¿por qué lo ha traído de vuelta?

El respondió con voz queda:

  • Que quede entre tú y yo, no debes decírselo a nadie : le pago por estar aquí.

 

 

La meditación ¿ vía de liberación o vía terapéutica?

 

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Lo que se necesita para cambiar una persona es variar la consciencia de sí misma. (A.Maslow)

 

Hay dos caminos que pretenden armonizar la personalidad, a través del autoconocimiento y  la consciencia: la liberación y la terapia o cura psicológica. 

La liberación hace referencia a un horizonte, a lo trascendente. Es un proceso donde se accede al sentido o significado profundo de uno mismo.

La terapia es un proceso que se asocia con un estado de malestar específico que se quiere aliviar.

La meditación ha estado desde siempre asociada a un camino de realización y evolución espiritual. Lo novedoso es que, hoy día en occidente, también se está  adaptando su uso como herramienta terapéutica.

Se ha producido un cambio en el enfoque terapéutico al incorporarse el uso de mindfulness. Está habiendo un diálogo entre la psicología y la espiritualidad, una integración del desarrollo de la consciencia en la práctica terapéutica.

En la relación terapéutica es básica la interacción personal de terapeuta y cliente; en cambio  la experiencia meditativa es una práctica de interiorización, incluso aunque se practique en grupo apenas hay interacción con otros, pero si que hay interacción con las propias vivencias subjetivas.  Ambos métodos  coinciden en proponer una actitud de no juicio y aceptación.

El papel del terapeuta al relacionarse con su  cliente como un observador empático y compasivo de sus vivencias, es considerado como elemento decisivo del proceso terapéutico, más incluso que el tipo de terapia que use.

La terapia tradicional daba más importancia a los contenidos mentales y al cambio oportuno de los mismos. En los nuevos enfoques con mindfulness se enfatiza la  relación la persona con su propia experiencia interna, (emociones, pensamientos, etc).  Se cree que la práctica meditativa alivia al fomentar pautas sanadoras como la desidentificación con los contenidos de la mente, la confianza a nivel experiencial, la observación compasiva y aceptación de las vivencias.

Recordemos que ambas, la psicoterapia y la meditación, comparten  el objetivo de aliviar el sufrimiento humano. Aunque la terapia se pueda limitar a solventar un estado puntual en la vida del cliente, la meditación  puede complementarla, ya que indica un sendero más allá: hacia la trascendencia.

Señalemos que  en Occidente la psicología transpersonal ha venido reclamando el estudio de los niveles superiores del desarrollo humano descuidados por otras corrientes psicológicas y que el concepto de autorrealización creado por los psicólogos humanistas puede ser fácilmente asumido desde el enfoque de la tradición meditativa.

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