Ideas para reducir el estrés laboral

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Mindfulness – o atención plena- es prestar atención de manera deliberada, ser totalmente consciente de lo que sucede tanto en tu interior – en el cuerpo, el corazón y la mente- como fuera, en tu entorno. Mindfulness es consciencia sin juicio de valor ni crítica.  (J. Chozen Bays)

Dado que el tiempo en el trabajo suele ocupar gran parte del día, podemos integrar  nuestra práctica en el tiempo laboral, observando las situaciones, haciendo pausas y momentos de atención. Se trata de un cambio de orientación, redirigir la energía que usualmente orientamos a combatir las dificultades o a distraernos, en enfocar nuestra atención hacia  nosotros mismos, generando una nueva actitud de autocuidado y consciencia.

Se pueden sugerir muchas posibilidades, por ejemplo:

  • Hacer un práctica meditativa de al menos 10 minutos a primera hora del día
  • Si vas o vienes en coche, puedes usar los semáforos como pausas para conectar con tu respiración.
  • Si vas en transporte público, puedes usar ese tiempo como practica de atención, sentado, de pie o caminando.
  • Mientras caminas hacia o desde la oficina, puedes enlentecer el paso y observar las sensaciones de tu cuerpo al caminar.
  • Haz pausas cada hora o dos horas, para poner atención a tu cuerpo y respiración.
  • Haz estiramientos de modo lento y consciente, sobre todo si pasas mucho tiempo sentado y/o ante el ordenador.
  • Come algún día en silencio, masticando despacio y observando las sensaciones del gusto. (puedes empezar simplemente con una pieza de fruta).
  • Usa el descanso para estar presente y escuchar con atención a tus compañeros de trabajo.
  • Usa el descanso para dar un paseo al aire libre de modo atento.
  • En la transición del trabajo a casa, practicar un tiempo de meditación en quietud de al menos 10 minutos como centramiento.

Se propone complementar unas prácticas más formales en quietud con otras de integración en la vida cotidiana. Se trata más de dejar de hacer que de hacer. Se invita a que, en lugar de hacer y producir, exploremos la posibilidad de parar, observar y confiar. Hacer esto, en una cultura basada en los resultados, no es fácil.

A través de la presencia y la quietud nos hacemos más conscientes de nuestra relación con el trabajo. Se genera un autoconocimiento que nos lleva a ver más claro lo que nos motiva, si nos nutre o desgasta la actividad laboral. Podemos aprender a relacionarnos mejor con nuestra actividad, ser más creativos, curiosos y centrados en el presente.

Empresas de vanguardia se han dado cuenta que sintonizar con uno mismo y el presente va a crear trabajadores más atentos y eficaces, y  por ello se está enseñando mindfulness como medio de prevenir y manejar el estrés. En la era de la distracción se está sustituyendo el modelo de la gestión del tiempo por el de la gestión de la atención.

Pero quizá las opciones en nuestro lugar de trabajo actual son escasas. Nos corresponde movilizar nuestros recursos personales y aprender actitudes adecuadas para afrontar los retos. Conectar cuerpo y mente, sana la desconexión y desgaste que producen las tensiones.

Incluso podríamos ir más allá, y usar la práctica para descubrir y cultivar los valores más propios y auténticos frente a lo que hay alrededor. Por ejemplo fomentar  cooperación en lugar de competitividad,  tranquilidad en lugar de prisas, amabilidad frente a exigencia de resultados, consciencia y creatividad frente a rutina.