Meditar no es simplemente sentarse en un cojín para relajarse unos minutos del estrés cotidiano (aunque un principiante puede aprender a relajarse antes de llegar a meditar) Meditación es la traducción occidental de un concepto oriental que significa familiarizarse o cultivar. Podríamos decir para empezar que meditar es cultivar la concentración o la consciencia; también podríamos explicar que meditar es familiarizarse con una nueva visión de las cosas, de manejar los pensamientos o de percibir el mundo.
Podemos liberarnos gradualmente de aquellos estados mentales y emocionales que nos afligen, cultivando otros opuestos u observando simplemente sin identificarse . Todos experimentamos momentos de bondad, de serenidad, de plenitud, pero son estados fluctuantes que duran poco. La práctica de la meditación sirve para que nuestro espíritu vaya impregnándose de estas vivencias de amor, paz, unidad, etc.
Igual que no podemos aprender algo practicando solo unos minutos ocasionalmente,necesitamos entrenar la mente con regularidad. Curiosamente consideramos necesario el entrenamiento para estar en forma, para hacer una carrera, para aprender un idioma, etc. Pero cuando se trata de lo emocional o mental no tenemos asumida la necesidad de entrenamiento.
Podemos llegar a la conclusión de que un entrenamiento mental enfocado a desarrollar la consciencia y cualidades como el altruismo, la alegría, la serenidad, etc. va a ir construyendo el camino neuronal de la felicidad. Por otro lado, no podemos descuidar nuestras relaciones, intentando desarrollar las fortalezas relacionadas con ellas (empatía, amabilidad, comunicación respetuosa, capacidad de perdón, etc) que nos aportarán mayores niveles de satisfacción, contribuyendo igualmente a nuestro bienestar.