Mindfulness es estar atento, «mantener viva la propia conciencia focalizada en la realidad presente» con una actitud de aceptación, curiosidad y ausente de juicio.
En esta sociedad de multiofertas de ocio y consumo, muchos adultos quedan atrapados en una búsqueda de nuevas experiencias que enseguida pierden atractivo, debiendo ser sustituidas rápidamente por otras nuevas. Debido a ello suele ocurrir que uno se aburra al comenzar a meditar ya que parece no hacer nada interesante o porque tiene otras preferencias en su mente. Una mayoría de personas está tan habituada a la estimulación constante que experimentan mucha resistencia ante el silencio y la quietud.
Por otro lado la mente ordinaria tiende a la dispersión, a crear historias, y a saltar hacia el pasado y el futuro, esquivando el momento presente. Estas inercias son tan habituales que poner la atención en un foco como la propia respiración suele precisar de valor y paciencia para superar las resistencias.
Vamos a repasar las pautas o procesos de cambio que propone la práctica meditativa de mindfulness:
- De lo exterior a lo interior.
La mente ordinaria está volcada hacia la extroversión y no está acostumbrada a la introspección . De hecho nuestra cultura nos dirige a buscar la satisfacción y la felicidad fuera de nosotros mismos.
La práctica va creando un espacio hacia la experiencia interior, que compensa el exceso de estimulos que nos aporta la vida cotidiana. Con el tiempo se va ampliando la consciencia de nuestro mundo interno y de cómo nuestra vida es sentida desde lo profundo. Nos abrimos a un proceso de autoconocimiento.
- Del hacer al ser
La dimensión de HACER (relacionada con conseguir metas y tener cosas) está sobre-activada en nuestra sociedad, pero la dimensión SER (relacionado con la consciencia del presente sin metas) no recibe apenas atención.
La meditación nos propone la presencia, simplemente estar aquí y ahora. Normalmente se funciona con la mente actuando hacia un objetivo. Es como si la mente funcionara en dos posiciones: modo ser (relacionado con la presencia sin más) y modo hacer (orientado a realizar o satisfacer). Al meditar, aprendemos a usar la mente en el modo Ser, cultivamos esta importante faceta, normalmente descuidada.
- De la experiencia filtrada a la experiencia directa.
La experiencia real normalmente es mediatizada por los filtros y distorsiones que tiene la mente por los patrones aprendidos, que muchas veces son inconscientes. Al observar los contenidos mentales se detecta la tendencia a recrearse en pensamientos sobre el pasado y el futuro como preocupaciones, culpa, expectativas, etc. o bien patrones más crónicos como depresión, resentimientos, obsesiones, etc. La meditación implica redirigir la atención a la experiencia directa, a lo que ocurre en el presente, dejando ir los juicios y otras elaboraciones mentales
- De los contenidos a la observación de procesos.
Normalmente la mente produce pensamientos y emociones a los que damos poder y nos condicionan. La propuesta meditativa es poner atención en la experiencia misma, observar cómo se manifiesta la mente, como fluyen los pensamientos y emociones, cuales son las pautas que se repiten. Se aprende a desarrollar la conciencia testigo, a desapegarse de los contenidos mentales de modo que no nos sigan arrastrando.
- De lo superficial a lo profundo
Habitualmente vivimos en una dimensión horizontal, temporal, relacionada con nuestra biografía. Al meditar vamos conectando con una dimensión vertical, atemporal relacionada con nuestra trascendencia o espiritualidad.
El cultivo de la presencia y el autoconocimiento que da la meditación aporta un bienestar más duradero que los logros mundanos. Con el tiempo tomamos consciencia de dos verdades eternas, que no hay mayor dicha que vivir el momento presente, en contacto con la realidad; y que lo que estamos buscando está en nuestro interior.
Atención Plena (Mindfulness): un camino de reconciliación con nosotros mismos.
El primer paso es el más difícil: empezar a interiorizar, encontrar tiempo y espacio para estar con nosotros mismos, y salir de unas inercias mentales a las que estamos habituados (zona de confort).
Si llevamos mucho tiempo buscando distracción como medio de huir de la insatisfacción, eso es lo que vamos a encontrar primero. Necesitamos valor para aceptar nuestro malestar, pero es el primer paso de toma de conciencia.
Cada persona vivenciará la práctica de manera distinta. Pueden aparecer dificultades varias como aburrimiento, inquietud, miedos, dudas, somnolencia… y por supuesto también estados de calma, gozo, apertura… Se trata de observar la mente y sus procesos con curiosidad, cultivando la presencia en lo que estamos experimentando. Y considerar los obstáculos como la prueba de fuego que debemos experimentar antes de acceder a una dimensión más profunda y auténtica, donde habita la dicha, el verdadero bienestar.
Reblogueó esto en Mindfulness Aquí y Ahoray comentado:
Sabias palabras desde una profunda experiencia.
Solamente puede escribirse asi, a través de la continua presencia en el modo SER.
Gracia
Agustín, como siempre lo leído hace profunda mella en mi, sin embargo, me pregunto, si el pensamiento tal como el recuerdo es instantáneo, como se puede controlar algo que solo aparece y se instala así sin mas?. Cómo, para vivir el ser sin la historia podría ser tan productivo?, porque sin recordar la experiencia, comosaber que debemos o nodebemos retener para aprendizaje, estar en el presente implica qué, solo el desapego o el olvido?
saludos cordiales desde el otro lado del mar