Hay otros dos errores en la práctica meditativa que nos desvían del camino hacia mayor libertad y fortaleza que puede traer la meditación. Ambos errores están basados en el supuesto de que el objetivo principal de la práctica es calmar o silenciar el ruido mental de manera que se pueda experimentar algo de paz interior.
ACTITUD ERRÓNEA 3 Pretender lograr la Paz Permanente meditando.
Generalmente se dice que la tranquilidad o la relajación son el objetivo primario de la práctica meditativa. De hecho, se citan los sentimientos de calma como el GRAN beneficio de la meditación desde un punto de vista de la salud. Pero este enfoque estrecho limita el potencial de una experiencia más profunda de la práctica.
Dado que conseguir calma prolongada no es fácil para la mayoría, resulta también una causa importante de decepción. Lleva a mucha gente a abandonar la práctica antes de que hayan saboreado la libertad que puede aportar. Desde luego que meditar suele producir sensaciones de relajación y sentimientos positivos. Simplemente que no siempre lo va a hacer.
Por tanto, puede que uno acabe creyendo que ha fallado porque su práctica no trae calma siempre. Y si eso ocurre se pierde la gran oportunidad que ofrece la práctica regular para cambiar la vida. La buena noticia es que la mente serena no es el santo grial, pues se pueden experimentar cambios extraordinarios incluso si no todas las experiencias meditativas son sosegadas.
Es posible algo más grande y más útil . Se trata de cultivar la estabilidad frente a todas las experiencias vitales diversas, la ecuanimidad. Potenciar esta habilidad es mucho más significativo que cualquier vivencia fugaz de paz que pueda ocurrir en la práctica. Esta habilidad es más profunda y más duradera. Es nada menos que una liberación en si misma.
Imaginemos la libertad de poder permanecer estable en la vida, sin importar cuan difíciles e incomodas sean las circunstancias, de tener una relación abierta e incondicional con los sentimientos. Esto tiene poco que ver con la calma pasajera que pueda uno sentir durante la práctica o como resultado de ella.
ACTITUD ERRÓNEA 4 – El mito de la mente serena
Se nos ha dicho que meditar consiste en lograr una mente serena, lo cual es posiblemente la suposición más generalizada. Muchas personas han deducido en base a ello que simplemente no son buenas en la meditación, y han renunciado porque eran incapaces de tranquilizar la mente.
Una mente serena es algo que se suele experimentar en momentos de la práctica meditativa, pero no es su fin último, y no aporta necesariamente mejores resultados en la vida cotidiana.
Como sucede con otras distracciones, buscar la mente serena puede desviarte de lograr una gracia mayor. Lo que aporta resultados es aprender a desvincularse de la mente sin tener en cuenta lo activa que puede estar. Al hacer eso, se descubre la posibilidad de liberarse de la mente, lo que es mucho más liberador que simplemente silenciarla.
En términos prácticos, tener una mente serena en la meditación apenas influye una vez que vuelves a tu cotidianidad, donde necesitas pensar, implicarte y organizarte. Lo que es más valioso es lograr una profunda presencia de consciencia y estabilidad con independencia de los contenidos de la mente en un momento dado.
Esta profundidad de consciencia es lo que nos da la habilidad de discriminar qué pensamientos merecen ser escuchados o seguidos, y cuales no. Y cuando esta capacidad se afianza, nos damos cuenta de que estamos en un terreno de mayor libertad.
( traducido y adaptado de Evolving Wisdom, de C. Hamilton)
Interesante post. Un saludo