Cada vez más se considera a la meditación como una valiosa práctica que conduce a una mayor presencia, libertad interior y a una vida más plena. Pero frecuentemente se observa que es difícil para mucha gente mantener -o incluso empezar- una práctica meditativa potente.
Además de los hábitos inconscientes y de las distracciones de la atareada vida moderna, hay también algunas actitudes que nos impiden descubrir el verdadero potencial de la meditación. Junto al interés creciente en la meditación, se ha creado mucha confusión sobre el proceso y objetivos de esta antigua práctica.
Si eres practicante, estás empezando, o has abandonado la práctica, quizá hayas vivido alguna de las presunciones comunes o pretensiones equivocadas que vamos a comentar. Puede que reconozcas en tus propias creencias estos errores habituales. O quizá te percates de que algunas enseñanzas promueven estas expectivas.
Estos enfoques erróneos que vamos a señalar son casi epidémicos en el mundo de la meditación. Ambos tratan de lograr, mantener o recrear una experiencia especial, y suelen malograr la práctica.
ACTITUD ERRÓNEA 1: TRATAR DE ALCANZAR UN ESTADO FIJO O ELEVADO DE CONSCIENCIA.
Muchos meditadores buscan un estado específico o experiencia concreta que asumen que es el objetivo de la meditación. Se puede buscar este estado durante la meditación, o como resultado de la meditación, o bien ambos. Este estado deseado puede referirse a una sensación de paz, calma, apertura, alegría o espaciosidad.
Esta es una manera muy común de enfocar la práctica meditativa, pero la verdad es que lograr un estado de consciencia particular y elevado, no es la clave de la meditación. De hecho, algunas veces puede ser incluso contraproducente con el propósito real de la meditación.
El problema con esta actitud es que los estados emocionales y vivenciales vienen y van naturalmente, y siempre cambian. Tratar de lograrlos permanentemente es una causa perdida. Incluso si uno alcanza uno de esos estados deseados , es probable que cause decepción cuando inevitablemente se desvanezca. Entonces se podría pensar que la meditación falló de algún modo.
Mucha gente nunca alcanza tales estados -y eso está bien (no significa que la meditación no funcione). Pero esto también tiende a desanimar a los practicantes, que pueden creer que no lo están haciendo bien porque no están logrando un estado meditativo ideal. Muchas prácticas se abandonan por esta causa.
Meditar es más bien liberarse de todos los estados, relacionarse de modo abierto con lo que aparece o podría aparecer. Cuando se aprende que no es ni necesario ni incluso deseable sentir de una determinada manera o alcanzar un determinado estado de consciencia, uno puede introducirse mucho más en las posibilidades inmensas y profundas de la meditación. Con esta actitud liberadora, uno renuncia a tratar de llegar a ningún sitio.
ACTITUD ERRÓNEA 2: PASAR MESES O AÑOS TRATANDO DE REPETIR DE NUEVO ESA EXPERIENCIA MARAVILLOSA
Aunque es un objetivo erróneo buscar estados como los descritos antes, mucha gente a la que le sucede vivir una experiencia especial durante la práctica, se quedan apegados en tratar de recrear esa experiencia. Esto es especialmente cierto si el estado alcanzado fue muy intenso.
Aunque no es el propósito de la meditación, la práctica puede ocasionalmente y espontáneamente producir sensaciones infrecuentes, visiones y otros fenómenos. Estas experiencias no son dañinas (e incluso pueden ser agradables o inspiradoras), pero no nos ayudan realmente en la práctica o en la vida. Incluso pueden ser nocivas si se convierten en distracción. Los meditadores que experimentan algo excepcional durante la práctica, a menudo tratan de recrear esa experiencia en cada práctica que realizan. Pero esas vivencias no se pueden controlar ni generalmente tampoco reproducir . Enfocarse en ellas nos aparta del valor real de la meditación, que es la práctica constante de dejar marchar cualquier clase de experiencia que uno tenga.
Si estás practicando para intentar reproducir una experiencia del pasado, no estas dejando marchar y por tanto estás perdiendo el verdadero potencial de la meditación.
(Traducido y adaptado de textos de Craig Hamilton en Evolving Wisdom)