Pautas para comer atentos

eating

Para desarrollar la práctica de comer atentos se sugiere una serie de pautas:

-Ir más lento. Masticar despacio y saborear es importante para lograr satisfacción.  La boca disfruta con la consciencia de los diferentes sabores y texturas. Masticar bien ayuda a obtener más nutrientes para facilitar la actividad de las enzimas digestivas. Al comer despacio también damos tiempo a que el regulador del apetito nos envíe claras señales de satisfacción.

Para facilitar el comer lentamente se puede hacer una pausa antes de comer para observar cada alimento y olerlo (comer también con la vista y el olfato), dar las gracias a los seres que hicieron posible la realidad de los alimentos; saborear en pequeños bocados, masticar más veces, contrastando los diversos ingredientes. Se propone beber despacio, lo cual significa mantener el líquido en la boca unos segundos, disfrutar de sabor antes de tragar.

-Cantidad adecuada. Necesitamos aprender a comer sólo lo suficiente para estar sanos y satisfechos. Para ello hemos de ser conscientes mientras comemos despacio, y detectar la señal de satisfacción. Dependiendo de diversos factores como la temperatura ambiental y  la actividad física necesitaremos mayor o menor cantidad.

-Sustitución consciente de un alimento insano por otro sano, comido de forma lenta y consciente. Funciona mejor que la represión de nuestros deseos adictivos. Se trata de buscar un sustituto sano y saborear pequeñas dosis. Para algunas personas también funciona  el sustituir los deseos de comida por una actividad mental beneficiosa y adecuada como puede ser la meditación o la respiración consciente.

-Tratarnos con amabilidad

Necesitamos aprender a ser más comprensivos con nosotros mismos. Podemos reconocer los pensamientos críticos que nos dicen, por ejemplo, lo que debemos o no debemos comer. En la práctica meditativa del comer atentos escuchamos esas voces, las dejamos ir, y volvemos al momento presente. Cuando estamos realmente en el aquí y ahora desaparecen los juicios y las preocupaciones. Podemos observar y aceptar  los impulsos de nuestra mente y aprender a dejar de ser arrastrados por ellos.

Necesitamos relacionarnos con nuestra dimensión corporal con bondad y aceptación. Podemos realizar prácticas sencillas para recuperar el aprecio por nuestros subestimados cuerpos. Se trata de reconciliarnos con nuestro organismo sustituyendo la energía negativa del rechazo con la energía de la benevolencia, lo que nos ayudará a sintonizar mejor con las señales que envía. Ciertas prácticas de mindfulness como la exploración corporal compasiva nos ayudan a tener una relación más armónica con el cuerpo.

-Cultivar la gratitud

En las sociedades ricas se ha venido creando angustia y confusión en torno a la alimentación, en parte debido a una sobrecarga informativa provocada por escuchar opiniones de especialistas, muchas veces contradictorias, en lugar de escuchar la sabiduría natural del cuerpo.

Por otro lado en la abundancia de esta sociedad consumista, lo común es que nos influya y  arrastre la oferta publicitaria. Se olvida el sentido de la gratitud y se conecta más fácilmente con la insatisfacción y la queja.

Practicamos la atención hacia nuestro cuerpo, aprendiendo una actitud amorosa, y agradecida por su inteligencia innata. También practicamos la gratitud hacia los alimentos, tomando conciencia de los seres y vidas relacionadas con ellos, lo cual nos ayuda a sentir una conexión mayor con el universo. El acto de comer se convierte así en un acto con sentido más profundo.

 -Buscar apoyo

Todas estas pautas de poner presencia, de manejar  impulsos y controlar automatismos requieren una práctica disciplinada: es más fácil realizarlas en un marco grupal o al menos con alguien de confianza que nos respalde. Por supuesto que los transtornos de alimentación suelen necesitar de ayuda terapéutica profesional que apoye en el proceso de cambio tras tomar conciencia de los patrones dañinos arraigados.

  Pero cualquier persona puede empezar a usar alguna comida como parte de su práctica meditativa: saboreando los alimentos más despacio y con mayor presencia, observando el cuerpo  y los contenidos de la mente en este proceso… Podemos practicar la consciencia y acceder a una mayor satisfacción en relación con este asunto vital que es alimentarse.

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