Hablar del estado de salud desde la conciencia que cada uno tiene del propio nivel energético supone una variedad tal de criterios que nos da la oportunidad de entender cómo estamos cada día y porqué. La enfermedad aparece cuando los hábitos y condiciones de vida van desgastando la energía vital y no nos damos tiempo para recomponerla; por el contrario, lo más frecuente es que ante la sensación de simple cansancio o fuerte agotamiento, la respuesta sea utilizar estimulantes para continuar funcionando como si nada pasara cuando lo lógico sería reposar. El reposo es la decisión adecuada cuando es necesario reparar los tejidos y recuperar energía; no es casual que se hable de “Sueño Reparador”, que justamente significa eso: durante el sueño nocturno restaurar y recomponer energía y materia. El Dr. Herbert Shelton enunció claramente la Ley del Reposo: “ Cada vez que en un organismo la acción ha gastado la energía y la sustancia de reserva, el reposo es necesario para recobrar las fuerzas y reconstituir la sustancia.»
¿Energizantes, o meros estimulantes?
Los estimulantes ( café, té, chocolate, bebidas cola, azúcar, medicamentos, ginseng, guaraná, trabajo, etc), provocan un enorme gasto energético detrás de la apariencia de energía, que al no ser real dejan al organismo agotado. Bajo los efectos de los estimulantes el cerebro empuja al cuerpo a ir más allá de cualquier límite saludable.
¿Qué es un energizante entonces?
El energizante primero y fundamental es el reposo. Mediante el reposo y el sueño la energía se recompone y se experimenta la recuperación de las fuerzas. Virginia Vetrano, que fuera en una época directora de la sociedad Americana de Higiene Natural, dice: “El animal cansado reposa, el hombre cansado toma estimulantes.” El reposo para ser efectivo debe considerarse en todos sus aspectos. Reposo físico y mental implica detener el cuerpo y la cabeza; obviamente, frente al agotamiento se impone suspender la actividad laboral. El trabajo puede ser una fuente de salud cuando es gratificante y se realiza en un estado energético suficiente, pero cuando existe un estado de agotamiento es imprescindible apartarse del medio laboral. Conviene recordar que el ama de casa desarrolla su intensa labor allí mismo, en el seno del hogar; tendrá, entonces, que contar con ayudas incondicionales y amorosas, o ausentarse de la casa todo el tiempo que haga falta hasta recuperar su energía. Las mujeres que trabajan en casa engrosan de manera alarmante las estadísticas del Síndrome de Fatiga Crónica y síndromes asociados.
La propuesta de reposo digestivo se explica por varias razones, y quizá la mas simple y sabia la ofrezca la observación de la naturaleza en estado puro: reposa en el invierno para florecer en la primavera. La energía que gasta el organismo cuando realiza el proceso de la digestión no es recuperada hasta horas o días después, cuando el alimento ingerido se convierte realmente en nueva energía. La disminución del coste energético del proceso hace que esa fuerza vital ahorrada se canalice hacia otras situaciones necesarias en ese momento. Sin embargo, si dejo de comer para ahorrar energía pero continúo con la actividad laboral es evidente hacia donde va a ir a parar ese pretendido ahorro energético. Cuando el estado de agotamiento es importante y las condiciones físicas, mentales y emocionales lo permiten está indicado el ayuno hídrico y el reposo físico adecuado.
Si la situación aun no fuese tan extrema y la sensación es de cansancio conviene razonar así: “Primero descansar y luego comer”. Cuando el organismo está en disposición de recibir y trabajar los alimentos, recién entonces podremos comer eligiendo aquellos productos que con menos esfuerzo digestivo me aporten más energía, y siempre teniendo en cuenta cual va a ser el requerimiento energético en las horas siguientes. Lo mas indicado es comenzar con un plato de verduras crudas, hermosas y variadas ensaladas que se pueden preparar en primavera y verano, y luego, dependiendo de las circunstancias, se podrá tomar una proteína o hidratos de carbono intentando no mezclar estos dos productos en la misma comida para contribuir aún más a ese ahorro energético que tanto nos beneficia.
El reposo físico osteomuscular y el digestivo llevan, inevitablemente, al reposo cardiovascular y respiratorio, pues estos dos sistemas ven disminuida su exigencia; así, cuanto menor es el requerimiento de oxígeno y nutrientes por parte de los tejidos que están reposando, menor es su gasto energético. Una forma de ayudar a que estos sistemas tengan una posibilidad mayor de aprovechar ese tiempo de reposo consiste en poner atención en la respiración; seguir, por ejemplo, una pauta mediante la cual detenerse tres minutos cada tres horas para realizar respiraciones abdominales lentas y profundas, a la vez que se dejan pasar los pensamientos para atender sólo a la respiración.
(Dra. Graciela Cao)