El ejercicio físico es una ‘panacea’ para la autogestión de la salud. “La función hace al órgano”, dice un famoso aforismo médico. Si no usamos un órgano o una parte del cuerpo se nos atrofia o degenera. Si no movemos el cuerpo, se resiente nuestra salud física y mental. Estamos diseñados para el movimiento, nuestros genes son básicamente iguales a los de la era paleolítica; el organismo humano se adaptó en el pasado para una vida bastante movida, pero en los últimos 150 años hemos cambiado aceleradamente nuestras maneras de vivir.
El sedentarismo no sólo produce un pésimo estado de forma física sino que provoca la epidemia de obesidad y enfermedades asociadas (diabetes, infartos, muchos cánceres, piedras biliares, artrosis, etc.), favorece o complica el asma, el lumbago y otras enfermedades reumáticas, la depresión y un sinfín de patologías. Además, acaba provocando un envejecimiento prematuro.
Paradójicamente cada vez tenemos más y mejores instalaciones deportivas a medida que nos movemos menos. Y los avances tecnológicos no nos están ayudando, sino más bien lo contrario: cuanto más ‘avance’, más ‘parados’. A los humanos, en cuanto nos dan la oportunidad, nos apoltronamos maravillosamente. ¿Os habéis fijado en cómo se comporta la gente en las escaleras automáticas? De cada 20 personas que suben, 18 se quedan paradas como si fuesen inválidas o estuviesen terriblemente cansadas. Nuestro sedentarismo es atroz por galopante, mortífero y aparentemente imparable con la plaga de automóviles, los transportes, los ascensores, las escaleras automáticas y las miles de horas ante la tele, el ordenador o las videoconsolas. El problema ya no es exclusivo de los ancianos e inválidos, sino que afecta a mucha gente joven y por lo demás sana. Como la ciudadanía y las autoridades competentes no tomemos conciencia y como no se tomen drásticas medidas al respecto, las patologías ligadas al sedentarismo seguirán aumentando sin cesar.
A los conocidos beneficios del ejercicio (calidad del sueño, del corazón, de las articulaciones…) recientemente se han añadido otros insospechados. El ejercicio moderado mejora las defensas inmunológicas, la memoria y otras facultades intelectuales, e incluso tiene efectos antidepresivos y antiinflamatorios.
Lo bueno de esta ‘panacea’ es que es gratuita. Para salir del sedentarismo bastaría con andar media hora al día a paso ligero o su equivalente de bici, natación, etc. Sólo con esta pequeña rutina lograríamos hacer una gran revolución sanitaria.
(Artículo del Dr. A. Palomar)
Yo le he experimentado, es una realidad