Por fin un día supiste
lo que tenías que hacer, y empezaste,
aún a pesar de que las voces a tu alrededor
seguían disparando sus malos consejos
aún cuando toda la casa empezó a temblar
y sentiste los viejos grilletes en tus tobillos.
“Remienda mi vida”
gritaba cada voz
Pero tu no paraste.
Tú sabias lo que tenías que hacer,
aún cuando el viento escarbaba
con sus rígidos dedos
en los mismísimos cimientos,
aún cuando tu melancolía era terrible,
Era ya bastante tarde y una noche salvaje,
y el camino lleno de ramas rotas y piedras,
pero poco a poco,
según ibas dejando sus voces atrás,
las estrellas empezaron a quemar
a través de las capas de nubes,
y allí había una voz nueva
que tú despacio
reconociste como la tuya,
que te hizo compañía
mientras dabas zancadas más y más profundas
hacia el mundo,
determinada a hacer
la única cosa que podías hacer,
determinada a salvar
la única vida que podías salvar.
(MARY OLIVER)
Excelente, todo lo que ayude a quitarnos esas cadenas que nos atenazan sea bienvenido
Muy bueno Agus, un abrazo desde el mar sin anclas:)